Despierto cada día asombrado y agradecido por haber despertado, trato de dar gracias los más honesto que yo pueda. Sorprendido por la luz, de tener un techo y una familia. Doy gracias porque puedo ver un nuevo día sabiendo que hoy, será un gran día. Y pregunto que debo de hacer en el día para sincronizar mi agenda.
A veces hago caso y otras veces no. De repente lo que quiero hacer esta tan lejos de lo que debo e simplemente corro. A veces ni siquiera tengo derecho a opinar, porque ya me hicieron la agenda por encima de la mía que trae consigo situaciones que no tengo el control.
Vivo realidades que dan para escribir libros de ficción y fantasía. Cosas que sí te digo me mandaras a psiquiatría porque suelen carecer de razón humanamente entendible pero que al pasar el tiempo alojan luz. O que sencillamente no me corresponde aún entender los impactos reales.
Mi lenguaje del amor es tiempo de calidad y tiempo es lo que no tengo. Apuesto a la calidad por principios y devoción pero a veces se me hace difícil tratar con calidad a mi cuerpo.
No soy tímido pero si muy reservado, con una pizca de locura direccionada a quienes se ganan ese privilegio. Orgullo pulido, agentao con sutileza con el corazón en la mano y la miel en la boca. Si, también suelo ser lo opuesto.
A veces, los sueños de los otros se cumplan más rápido por el empeño que pongo en ellos mientras los míos esperan que les de amor. El don de servicio me persigue tanto que a veces duele. Puede ser falta de disciplina pero no estoy listo para esta conversación. Así que, prefiero el concepto de trabajar por otros.
Al final de cada día, planifico como si viviera por 1000 años, aún sabiendo que el mañana es incierto y despende del barbudo. Pero despierto para vivir como si fuera el último día que tengo para dejar algo bueno y cada segundo cuenta.
Si has llegado leyendo hasta aquí, quiero decirte que, desde que tengo uso de razón, me han engañado y he engañado. Me han mentido y yo he mentido. Me han robado, y he hecho cosas que quiero olvidar pero, mi vida, ha cambiado cuando yo he decidido darle sentido. A mi me funcionó un pana llamado Jesús que, murió hace pila de tiempo y que siempre me hablaban de él, pero cuando conocí al Espíritu Santo, pude conocerlo a él y, volví a nacer.
No seas cabeza dura, se necesita de mucha valentía para dejarse guiar y bailar en medio de la tormenta. Pero sabes qué? Vale la pena. Y me gustaría verte experimentando lo que yo vivo a diario.
Dios te bendiga