Entre la valentía y la locura, apenas cabe un hilo que se vuelve imperceptible al ojo de los no adiestrados pero más aún, de los especialistas.
A menudo tratan de persuadirnos diciéndonos que somos y estamos locos. Escondido detrás de juegos semánticas que no hacen más que alargar nuestro encuentro con nuestro ser, creativo o no, que importa; es nuestra.
Desde la objetividad subjetiva de mi narcisismo socialmente no controlado, afirmó que no soy loco sino más bien, un artista en busca de su individuacion.