sábado, 21 de noviembre de 2020

Por mi bendita culpa


Juan, quien acostumbra salir a lugares abiertos para encontrar emociones que fueran capaces de darle a su musa la suficiente estimulación para escribir. Tropieza con un parque lleno de árboles que producen sombras , donde prevalece una arquitectura que al parecer, fue extirpado de la mente en inadaptado social buscando reivindicar su alter ego. Estructuras de figuras geométricas, inspiradas en juegos de mesas, y una hermosa fuente  salpicando aguas justamente en el medio con figuras humanas intentando consumirse en un beso. Casi, parecieran ser felices.

En su tercera tasa de café, llenándose los pulmones de aire. Saca de su bolsa de cuero, una vieja libreta negra y empieza a escribir. Entre el va y ven de un lápiz sobre papel, al sonido de los cánticos de las palomas y las hojas cayéndose; Llega Ariel, acercándose de manera poco sutil:

     -Discúlpame, estas entorpeciendo que la brisa llegue donde mí.

Exclamó Juan.

     -Ariel: Hola hermoso, qué estas escribiendo? Puedo verlo? 
     -Juan: No, pero podrías escucharla. Si te alejas claro esta. 
     -Ariel:  Ay! Pero tu si eeeres...

Qué aburrido, si de escuchar se trata, prefiero que me digas otras cosas y más cerquita.

Susurra ella, mientras se acaricia la fisura de la cara. 

... 

        - Tocarte? No, comerte.

Responde ella.

Juan, recupera su postura alejando su cara diciendo:

     -Bueno, ¿quieres escuchar o quieres tocarme? 
     -Soy Ariel por cierto; Ariel, como la sirenita
Exclamó ella mientras encontraba una silla para acomodar su voluptuosa arquitectura corporal sostenido de unas prendas que, dejaban pocas cosas a la imaginación.

     -No te he invitado a sentarte o sí...
Pronunció Juan mientras seguía en sus pergaminos.

     -La única invitación que espero de ti, por ahora, es que me invites un trago.

Susurra ella intentando ver los trazos de su nuevo conocido.

Haces mucho ruido, estimada Ariel como la sirenita.

Quiero que te imagines, una relación entre dos personas. Dos entes auténticos y definidos. Con sus metas bien claras pero sobre todo, de carácter firme; o lo que creas que sea esto, no importa. Y al sonido de mi voz, deja que, las letras pacten el camino que ha de recorrer tu mente.         

     -Ariel: pero si son diferentes... 
Juan: Agradecería que solo te dejes guiar. 
Repicó Juan con tono seco.

Decía,

De un lado, un alma que no logra conectarse con sus emociones porque no aprendió a hacerlo o mejor dicho, nunca le enseñaron; a veces tan callado que suena más duro el sonido del televisor que su propia voz, encontrando en el sexo y el llenado de las neveras la satisfacción condicionado de intercambios de un reconocimiento anhelado. Por otro lado, un alma que exige el empoderamiento en un rol activo de un perfil social creado, que ni-siquiera se sabe lo que significa, pero, resonaban una y otra vez la misma frase de siempre, "Se resuelve o se revuelve porque para eso, hay un hombre en la casa".

Entre almas que, encontrando valentía para dar peso a sus voces. Perdidos en la conquista del temor generado de defender sus ideales, incluso su propia muerte. Valientes, orgullosos, radiantes pero sobre todo, todo lo contrario a lo que sus naturalezas sociales le han inculcado. Entre luz y sombras mueren lentamente sus áreas vitales.

Al final del día, quién respeta a quién? Quién valora a quién? Quién, espera a quién? 

Al final del día , quién, mata a quién?

No es más importante comprender que no son y que nunca serán iguales?

Comprender que la génesis de sus diferencias yace un complemento único que predestinado o no, los hace ser parte de algo más grande que ellos mismos. los vuelve un punto de referencia para atacar o defender la escencia misma del núcleo de la sociedad, la familia. Qué respuesta veremos a diario cuando la crisis de valores se hace predominante y, no se logre flexibilizar por ninguna parte el ego del narcisismo; mezclado con una pisca del sentimiento de estar en su derecho, y, que cada quien se merece todo lo que pide  por su boca. Este modelo de convivencia nos deja unos tragos amargos con sabor a sangre extra viejo.

En nuestra sociedad los números de homicidios y maltrato familiar son altísimas pero, se encuentra más hermoso debatir entre tecnicismos para definir si son productos de un hombre para atacar el machismo en defensa de un liberación femenina, escondiendo un libertinaje con dosis de depravación social como expresión de una crisis moral y de valores. Es que los hombres, son el problema; dicen algunos. Pero en países como Columbia, Ucrania, Japón los números que se disparan son de violencia contra el hombre. Ante estas cifras pues, el problema sería las mujeres, o no?

Mientras se siga poniéndole curitas a los actos de las personas , encontrando numeros que justifiquen inversiones direccionadas por estados de mayor peso estructural. seguiremos viviendo un neocolonialismo sistemático que, hace que nuestros pensamientos sean alineados a los numeros de billetes que llegan a nuestra cuenta bancaria al final del mes.

          -Al final del día, al final del recorrido ¿Quién mata, a quién? 
 Exclama Juan en son de desahogo.


 Ariel, se queda un minuto pensando, saca su encendedor para encender su tercer cigarro mitras lanza un bocado de humo en la cara de Juan:
        -Ya te escuche, ahora, qué hacemos?
Juan la mira, sonríe mientras susurra:
         Gracias, por escuchar.


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