¿Qué es más fácil?
¿Hablar de nadar o tirarse al agua?
¿Hablar de nadar o tirarse al agua?
Cuan difícil es la vida de aquel que tiene que predicar con el ejemplo. Ahora entiendo mejor a los candidatos en periodo de elecciones.
Como todos los sábados me despierto con las ganas de comer el mundo pero, aquella vez, en lugar de ir a hacer ejercicios tenia un compromiso con un grupo.
¿Amigos?¿Conocidos?
A la verdad, no se.
Son de estas personas que no caben en una mera expresión literaria, teniendo planes diferentes a la mía supieron seducir mi mente.
Son de estas personas que no caben en una mera expresión literaria, teniendo planes diferentes a la mía supieron seducir mi mente.
Existía un compromiso intresco de romper la rutina. Y ella, un gringa, se encargaría de violar mi aparente tranquilidad de la manera más sutil y deliciosa posible. Su cara, nada me decía pero sus ojos, no me dejaban escaparme.
-Me declaro culpable magistrado.
¿Seré un masoquista por esto? Algunos dirían que mi subconsciente anheló ser dominado por esta anima y yo, diría que si. Pero mi narcisismo agudo nunca me permitirá admitirlo.
Menos mal, existe un consciente tan grande capaz de ayudar a esconderme.
Pero sobre todo, existe en algún lugar de esta musculatura de canela pasión, residuos de luchas entre raciosimos versus locura que, desde lo más alto de unas cordilleras, salte al vacío por una vez en mi vida manipulado por unos pechos mojados en control de si misma.
-Fui, víctima de mi naturaleza magistrado.
¿Y es malo?
¿Y es malo?
-Depende de usted me respondió.
Y no supe mas que decir.
Podría argumentarlo de 10 mil millones de maneras pero ninguna tendría más sentido que el admitir que el temor se empodero del rasocismo dando razones para no seguir mi instinto salvaje.
Y así, volví a ser un miserable mortal.