viernes, 28 de abril de 2023

Carta a mi generación

 


Soy de una generación que ha tenido que luchar para ganarse el derecho a estar en la sentado en la mesa frente a la generación que ha creado la mesa. ¿Pero como generación estamos conscientes del costo de este privilegio? ¿Sabemos qué sacrificamos en esta búsqueda de este lugar?

Hay un pensamiento que plantea que las generaciones fuertes crean generaciones débiles y los débiles a su vez crean generaciones fuertes. Desde el laberinto sistemático pareciera ser que rompimos con esta verdad pero al final, terminamos siendo víctimas de nuestra convivencia, convirtiendonos en nuestra propia armadura de hierro.

El dilema es y siempre será la negación de los valores que nuestros padres nos inculcaron que de repente, negamos y se nos olvida lo básico. Olvidando lo que les costó a ellos establecerlo como principios. Las cuales, que en lugar de mejorarlas vamos mostrando una versión barata que no deja rastro de transcendencia alguna. Basado en el yoísmo más que en los valores colectivos que limitan la creación de sociedades fuertes y sólidos. 

El precio que estamos pagando, supera lo presupuestado. Y cuando venga el auditor nos va a ir mal. Mi generación, no termina de entender que tener derechos no es sinónimo de hacer lo que quiera cuando quiera y a la hora que quiera. Tener derechos es un privilegio adquirido por medio del cumplimiento de deberes específicos de manera específica en un tiempo calculado. 

El problema de mi generación es que hemos disfrutado demasiado del libertinaje que desconocemos el sabor de la libertad. El problema de mi generación es que no hemos aprendido a discernir donde están los límites antes de empezar, como nuestros padres. El problema de mi generación, es que queremos iniciar desde 0 olvidando el recorrido vivido de nuestros padres, que a su vez vienen de sus padres y abuelos. 

Por eso y más, seguimos chocando en la cara con los procesos burocráticos y de convivencia social, que son  sine qua non para todo proceso dinámico en la escala social. Es tiempo de pisar el freno y evaluar costo vs resultado como lo hacen los auditores en las empresas. 

Todos queremos poner nuestro nombre en el trofeo porque creemos que hemos hecho lo suficiente para merecerlo, sin mirar al otro más allá del hombro. Pero, ¿realmente hemos estado pagando el valor real? ¿Cómo sabemos lo que vale realmente las cosas si nunca hemos ido dónde los que son expertos en la materia? 

Decía Rocky Balboa que nadie podrá darte más duro en la vida que la vida misma, y lo peor es que no le importa cuan preparado eres o de donde vengas, y que cada vez que te va a dar será para tumbarte y aun estando ahí seguirá dándote. Pero a cada quien la responsabilidad de aprender de ese golpe y caminar no siguiendo aguantando el mismo golpe.

Estamos peleando con cosas que no deberíamos de pelear. Sea porque no nos corresponde, o porque ya alguien la peleó por nosotros. Pero no lo sabemos por que se ha vuelto más importante saber del futuro que del origen. 

Me duele ver gente con tanto talento, con sueños frustrados sin poder lograrlos. Gente que sabes que tienen mucho para dar pero, padecen de un cancer social irréversible que ya se ha vuelto sistemático. Tanto es así que las viejas generaciones no encuentran paz para dejarles tomar los mandos sociales y tienen que inventarse la falacia de que aun son Jóvenes, por temor de entregar en nuestras manos lo que tanto les ha costado construir. 

Nuestro cancer, viene de confundir carácter con terquedad, confundir inteligencia con sabiduría y definitivamente confundir libertinaje con libertad. Sobre todo, entender que los derechos van primero que los deberes y el poder primero que el servir. Que abrir la boca y decir lo primero que me pasa en la cabeza tiene que ser respetado porque es mi entendimiento sin por lo tanto dejar posibilidad de ser modificado por líneas externas. 

Nos hemos creído el cuento de la libertad de opinión, y el libre acceso a la información mezclado con derecho a las reclamaciones, sólo por nuestra existencia. 

Somos la generación que pelea porque tenemos, porque no tenemos, porque hace falta y porque nos sobra, la generación de los perfectos imperfectos. La generación de los que tienen el derecho. Basado en nuestro entendimiento de la verdad lógica desde el conocimiento propio. 

Y yo también, soy un víctima de mis victorias. También me ha costado aprender las lesiones de humildad de recoger los granos que los capataces de los terratenientes dejaban caer para que los jornaderoes pudieran alimentarse. 

La néoesclavitud del siglo XXI/trabajo no deja espacio para personas que quieren hablar fuerte a través de palabras vacías sino a través de acciones contundentes de carácter y notoriedad que sean capaces de provocar cambios sistematicos. No entender esto, es ponerse una pistola en la cabeza jugando a la ruleta rusa con nuestra lengua y acciones como detonador digital. Y esto mismo es lo que replicamos y multiplicamos. 

Entre comillas, ya se evidencian indicadores de la nueva generación que nos va y esta quitando del puesto, y se parecen mucho a nuestros padres. Audaces, perspicaz, enfocado en conocer a fondo el origen para saber como caminar. Aún fallando en el cuidado de sus herencias desde los valores y principios, se ve la necesidad de encontrar una identidad la cual, van construyendo desde la negociación y a espalda de la nuestra.

La duda esta si la generación de nuestros padres encontrará en ellos el carácter y la confianza de lugar para pasarles el manto generacional que no hemos podido merecer. Nos hemos centrado mucho en el hacer olvidando el ser. Hemos priorizado el disfrute en lugar de la sanidad y eso, tiene su costo.

É si me lo preguntas, si la nueva generación podrá pagar el costo del manto generaciones para ser fuerte y renacer, creo que sí, lo harán porque nunca hemos entendido la regla básica de La vida y ellos desde muy temprano lo están entendiendo...

Al manto se le respeta, a la cana y a la experiencia se honra y se escucha. Como diría un nuevo compañero, esto hasta Dios lo ve. Y tú, con dos ojos y tan ciego, con dos oídos y tan sordo. 

Generación mía mientras estas gritando por derechos, nos están comiendo los caramelitos hen, ya nos estamos poniendo viejos, lentos y cansados; y la única manera de mantenerse frente a los jóvenes es por medio de la sabiduría que, no hemos tenido el cuidado de priorizar. 

Pero el tiempo es de aquellos que son precavidos. Aún estas a tiempo de no quedarte en el olvido. 


Depende de ti, y qué estás haciendo hoy mismo. 


Shalom. 


Danm! i love running

Has it ever happened to you that you thought you didn't like something and suddenly, you start to see its traces in different areas of y...